domingo, 28 de diciembre de 2008

VIVA LA VIDA

Cuando era una adolescente estaba al día de un tipo de música, un tipo de música comercial podríamos decir. Uno puede ser de gustos más alternativos, pero no era mi caso, al menos no desde el punto de vista del mercado de la música. Aunque sí que lo era desde un punto de vista más personal, en el sentido de que a mi alrededor tampoco eran muchas las personas con las que podía compartir tal afición.
Pero aún así, un par de amigas ya tuve que estaban en la misma onda que yo por aquel entonces.
Y todas seguíamos los mismos pasos: estar pendiente de todos los programas musicales de la televisión, escuchar constantemente las cadenas de radio musicales de aquel momento, comprar las revistas de música de entonces y, por supuesto, todas las cintas originales que nuestra corta paga nos permitiera.
Éramos pocas, pero un intercambio de material y de pasiones fluía de manera espontánea entre nosotras, llegando en algunos casos a invertir nuestro tiempo en planificar utopías.
Nuestra utopía era pensar que el grupo norteamericano que nos entusiasmaba, algún día, daría un concierto en territorio español. Sabíamos que de ser esto cierto, no sería en una ciudad cercana a nuestro anónimo pueblo, sería en Madrid o Barcelona o similares. Esto implicaría un desembolso de dinero extraordinario y viajar cuando todavía estábamos a las faldas de nuestras madres. Necesitábamos dinero e independencia y ninguna de las dos cosas estaban a nuestro alcance, pero aún así, ideamos cómo organizaríamos la hazaña de ir al concierto de nuestro grupo favorito en el que caso de que éste tocara. Aquel planing lo llegamos, incluso, a mecanografiar, de hecho, podría ponerme ahora mismo a buscarlo y seguro que lo encontraría entre mis cajas de viejos recuerdos.
Hoy puedo decir que me gusta seguir a un grupo, Coldplay, tal vez no tenga la pasión de cuando era adolescente, pero sí mucho entusiasmo inexplicable, hoy no invierto mi tiempo en ver y grabar programas musicales de la tele, ni en estar con la oreja pegada a las cadenas musicales de la radio, ni en comprar revista alguna, me limito a escuchar sus discos y a saber de ellos en internet. Los tiempos han cambiado, ser fan hoy es algo diferente a serlo antes puesto que la comunicación fluye de otra manera.
Hay algo que es completamente diferente entre mi entusiasmo de adolescente y el de ahora: ahora no necesito organizar ninguna utopía, Coldplay tocará en Barcelona y yo ya tengo las entradas compradas y la manera de desplazarme pensada.
Es una utopía de antes que se va a cumplir ahora?
Viva la vida!