sábado, 22 de noviembre de 2008

SENTADA EN LA SEPULTURA

Nacemos, crecemos y morimos. Y algunos hasta dejan a otros nacidos para que repitan el proceso. Así es como funciona la vida, con la muerte dentro. Al principio lo ignoramos, pero tarde o temprano lo aprendemos y después los más se olvidan de que lo han aprendido y los menos viven siendo conscientes de ello. Pero esto ha cambiado hoy en día, todo lo relacionado con la muerte en las sociedades occidentales actuales es diferente de lo que antes era. Es curioso que la muerte sea algo inmutable y que nosotros cambiemos con respecto a ella, algo un tanto pretencioso, no?
Pero antes no éramos tan pretenciosos, antes la muerte estaba más presente, se vivía siendo conscientes de que el último día llegaría, la muerte estaba en el día a día, en lo cotidiano, quién se imagina hoy en día a nadie sentándose sobre la sepultura familiar de una manera continuada? Esto, sin embargo, en el pasado sería una estampa casi cotidiana, facilitada por el hecho de que era una sociedad en la que lo religioso estaba más presente que hoy en día y también porque los lugares de enterramiento eran las propias iglesias.
Por eso antes no era de extrañar ver a alguien que fuera a misa y se sentara sobre la sepultura de sus familiares, allá donde esa misma persona iría a parar cuando le llegara el momento. Estaban vivos, pero tenían sus posaderas sobre sus muertos, estaban vivos, pero le daban calor a su futuro lecho, eran vivos sobre muertos, futuros muertos sobre muertos.
Desde el momento en que por asepsia los lugares de enterramiento dejaron de ser las propias iglesias, sentarse sobre las sepulturas familiares, mientras se oía misa, se hizo un tanto complicado. La gente seguiría yendo a misa, reservando otros momentos para ir ante sus sepulturas en unos apartados cementerios… Y al final se llegaría hasta la realidad de hoy en la que la gente va a los cementerios mayormente en el único día señalado en el calendario para ello, pero creo que no se sientan sobre las sepulturas…Os imagináis una sentada popular en los cementerios? De seguro que a la entrada a alguien se le ocurriría poner un puesto de palomitas, como en el cine…

1 comentario:

  1. No todo el mundo podía sentarse sobre la sepultura de su familia, Sara: el tener una sepultura con lápida, carnero y toda la parafernalia adyacente era algo que solo se podían permitir los ricos, la gente de dinero y de linaje. Poderse sentar encima de la sepultura familiar era un acto jerárquico que mostraba en el espacio religioso quien detentaba el poder en la sociedad. Más que una muestra de tradición y enlace con el pasado era la prueba palpable de que modo la sociedad de sangre se perpetuaba en el tiempo. Así que, ¡cuidado con la alabanza a ciertas tradiciones! En realidad podemos estar ensalzando aquello que más deploramos. HOTPLAY

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