lunes, 5 de enero de 2009

EL TROPEZÓN

El día de Nochebuena iba camino de la estación de autobuses de Vitoria con el mochilón a cuestas y muy, muy apurada de tiempo. Por una odisea que hoy no viene a cuento contar aquí, aquel día iba con el tiempo muy justo para coger el bus con destino La Casa de Mis Padres.
Había salido de mi barrio andando a paso ligero, había cruzado varias calles, me había metido en el Casco Viejo y cogido las rampas mecánicas para trepar por la colina gasteiztarra, cuando había llegado a lo más alto del todo, inicié el descenso a pie hasta que llegué a la plaza en la que está el Artium (el Museo de Arte Contemporáneo)....y allí, a 1,2,3 minutos de la estación (dependiendo de si el semáforo está en rojo o no...) me paré...Por qué motivo? Porque me tropezé...
El día de Nochevieja iba camino de la estación de autobuses de Vitoria otra vez...y otra vez con destino La Casa de Mis Padres. Ahora la mochila no era tan grande, iba bien de tiempo y no había vivido ningún tipo de odisea reseñable.
Para ir desde mi casa al centro no tengo una única ruta que repita mecánicamente, tengo más de una que aplico según criterios completamente insconscientes, pero si mi punto de partida es mi casa y el de destino es la estación... la cosa es diferente, así que aplico siempre la misma ruta. O sea que este día, como el de Nochebuena, cogí las mismas calles que me llevaron al Casco Viejo, subí las rampas mecánicas hasta lo alto de la colina y la bajé a pie hasta que llegué a la plaza del Artium y... otra vez me paré....Por qué también repetí esta parada el día de Nochevieja? Porque me tropezé...Prácticamente en el mismo sitio que la vez anterior...
En vísperas de la Noche de Reyes iba camino de la estación de autobuses de Vitoria de nuevo...y de nuevo con destino La Casa de Mis Padres, con la mochila ligera, sin ir contrarreloj y de nuevo sin anécdotas destacables.
No volveré a entrar en los mismos detalles que ya he descrito dos veces, pero, sí, de nuevo, cuando llegué a la plaza del Artium me volví a parar porque, de nuevo, me tropezé más o menos a la misma altura que las dos veces anteriores...
Las baldosas vitorianas, a veces, están sueltas, pero creo que no era el caso en las 3 ocasiones que he descrito, en ninguna de ellas tampoco había nada en el suelo con lo que tropezarse y yo, la verdad, puedo llegar a ser patosa, pero creo que no camino tan mal...
No soy nada supersticiosa, pero tanta casualidad le da a una qué pensar...
De momento lo único que agradezco es que acaben ya las Navidades porque, siquiendo la regla matématica de estos tropezones, si aún quedara por estos lares alguna fecha más por celebrar en familia, camino de la estación de autobuses de Vitoria, me tropezaría una cuarta vez y...con 3 ya basta, no creeis?
Venga, pues con estos 3 tropezones despido las Navidades 2008/09, esperando que los Reyes Magos nos traigan cositas que nos alegren un poco la vida y que a lo largo del 2009 la vida sea muy agradable y....tropezones, los justos....

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